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Reportaje sobre experiencia de navegación en el Lago Alqueva con Amieira Marina (parte 2/5)

¡Todos a bordo!

Barco-casa en el Lago Alqueva (Alentejo, Portugal)En las instalaciones de Amieira Marina nos dieron un curso para aprender a manejar la nave, primero teórico y después práctico. No se nos ocurrió comenzar nuestro viaje sin preguntar todo lo que hiciese falta, desde cómo amarrar el barco a un muelle o una boya a cómo administrar la energía. Del combustible no nos teníamos que preocupar, ya que este tipo de embarcaciones consumen poquísimo y su depósito da para un viaje superior a una semana. Incluso nos proveyeron de un wifi móvil para poder conectarnos a internet (se alquila en las oficinas) y un móvil con línea directa a los teléfonos de los responsables de Amieira Marina por si sucediera algún contratiempo. También hubiéramos podido alquilar bicicletas pero eran demasiadas para guardarlas en el barco sin que nos restaran espacio.

Así es un barco-casa para diez

Interior de un barco casa para 10 en el Lago Alqueva (Amieira Marina, Alentejo)Cada ocupante escogió su habitación. Teníamos dos habitaciones con cama de matrimonio y dos cuartos con dos camas individuales cada una que formaban parte de la estructura de nuestro Nicols 1350 de nombre Estrela I. A esto se le podía añadir la mesa con bancos que se abría por arte de magia para convertirse en otra cama doble con objeto de proporcionar descanso en condiciones hasta diez personas, aunque no nos hizo falta utilizarla en ningún momento. A cada habitación le correspondía un cuarto de baño pequeño con váter y ducha con agua caliente/fría. En la proa también había ducha exterior de agua caliente/fría.

 

Salón del barco-casa de Amieira MarinaTeníamos una cocina de gas con cuatro fogones, un horno y todo el menaje (platos, vasos, cubiertos, fuentes, etc.), así como frigorífico y un amplio salón donde comer o cenar todos juntos. Dado que tuvimos la suerte de que nos hiciera un tiempo veraniego, las comidas las hacíamos fuera en popa y durante las cenas, cuando la noche refrescaba (baja mucho la temperatura y se siente la humedad y los mosquitos), preferíamos quedarnos dentro. Tras cada sobremesa jugábamos con los juegos de mesa que habíamos traído con nosotros. O tomábamos el sol en cubierta, nos bañábamos y, por supuesto, nos deteníamos a conocer pueblecitos como Estrela, Luz o las bellas Monsaraz y Mourão para disfrutar de sus emplazamientos medievales bien cargados de historia (ambas cuentan con dos de los castillos del Alentejo que no debíamos perdernos bajo ningún concepto).

Pablo, Juampe y Manu en el barco-casa de Amieira Marina (Lago Alqueva, Portugal)Los barcos Nicols se pueden manejar desde dos lugares distintos. Uno en el interior y otro puesto de mando en el exterior, justo encima. La primera opción es ideal para los menos expertos, con un GPS que utilizar para seguir las rutas seguras y conocer las zonas por donde no se puede pasar y un sónar que nos advierte de la profundidad del lago para no encallar de ninguna de las maneras. Algo realmente difícil, ya que el barco es prácticamente plano y podría navegar por aguas con menos de un metro de profundidad, cosa que es inusual que suceda en el Alqueva salvo que vayamos a atracar directamente en una isla con playa, que se podría hacer si decidimos amarrar la nave a los árboles o utilizar dos estacas que clavar en la tierra (esta opción no nos atrevimos a probarla). La segunda opción es para los que conocen más la zona o se dejan asesorar por alguien que se quede abajo atento al GPS o sónar. O para trayectos cortos y muy sencillos.

¿Es fácil pilotar un barco-casa?

Sele y Rebeca en un barco-casa por el Lago Alqueva (Portugal)Es la pregunta que todo el que se interesa por una experiencia en barco-casa sin permisos quiere solucionar. Y la respuesta es clara. Por supuesto que es sencillo pilotar un barco de este tipo. En primer lugar porque nos lo explican in situ y hasta que no nos ven seguros no nos dejan ir. En segundo lugar porque el Lago Alqueva es tan quieto como una piscina y su oleaje es mínimo en condiciones climáticas extremas (algo muy inusual). Y en tercer lugar… porque de los siete tripulantes que formamos parte de esta aventura pudimos pilotar todos y cada uno de nosotros sin tener ninguna idea previa. Ninguna.

 

 

GPS del barco-casa de Amieira Marina (Alentejo, Portugal)En el GPS que llevamos con nosotros nos proponen rutas de seguridad y nos informan de embarcaderos, zonas de baja profundidad y por dónde no debemos pasar bajo ningún concepto (como por ejemplo a aguas españolas). La velocidad máxima es de aproximadamente 11 kilómetros por hora, por lo que tampoco podemos ir muy rápido. Y en el panel de control sólo tenemos los botones de encendido/apagado, una palanca con las marchas y un volante con el que controlar la dirección. Que nadie dude que está hecho para que sea muy fácil.

 

 

Barco casa en el Lago Alqueva (Alentejo, Portugal)¿Algún consejo para iniciar navegación por las aguas del Alqueva? Lo primero no escatimar cuando estemos en la marina y hacer caso a los consejos del personal. Tratar de seguir la ruta propuesta en el GPS y manejar el volante con mucha suavidad. Un barco no es un coche y los volantazos no sirven de nada. Conviene siempre enderezar la nave antes de cambiar de dirección y mover el volante sin ninguna vehemencia. Por supuesto debemos tener en cuenta la fuerza y la dirección del viento y no es necesario ir en la máxima velocidad de forma constante. Lo mejor es tomárselo con calma y no viajar con prisas. Un barco de este tipo es para disfrutarlo, pasear con él y aprovechar que tenemos la suerte de tener “un pequeño yate” sin necesidad de vender un riñón ni tener carnet de patrón de barco.

Nuestra ruta en el Grande Lago Alqueva

Hay algo más de 80 kilómetros, lo que vienen siendo 10 horas aproximadamente, entre el muelle de Amieira Marina y el embarcadero más septentrional en Juromenha. Pero los recovecos por los que podemos movernos son infinitos. En nuestro caso lo más alejado que llegamos fue Monsaraz (aprox a 5 horas desde Amieira Marina a una velocidad constante de 10 km/h) y nos planteamos una ruta que tuviera pueblos donde detenernos, embarcaderos solitarios en los que amarrarnos para bañarnos o pernoctar (tanto a muelle como a una boya o baliza) y en la que fuésemos sin prisas disfrutando del paisaje. A continuación podéis ver un mapa con el recorrido de ida por el Lago Alqueva. El regreso, obviamente fue, al punto de partida.

Mapa de la ruta por el Grande Lago Alqueva (Alentejo, Portugal)Puntos de la ruta: Amieira Marina – Presa de Alqueva (pernoctación en boya del embarcadero) – Estrela – Aldeia da Luz – Campinho (baño y pernoctación en el muelle) – Mourão – Monsaraz – Mourão (pernoctación en embarcadero) – Monsaraz – Luz (pernoctación en embarcadero) – Amieira Marina.

 

 

 

 

 

En el barco-casa del Lago Alqueva (Alentejo, Portugal)Antes de partir con el barco nos dieron un mapa desplegable enorme que recogía posibles paradas, anunciando localidades e incluso embarcaderos donde detenernos o pasar la noche. Muy útil a la hora de ir planificando la noche anterior lo que íbamos a hacer al día siguiente. Y para que no se nos escapen detalles que aparecen durante el camino como pueblos, molinos, ruinas o zonas naturales de interés turístico. Así como por dónde no podemos entrar con el barco (como, por ejemplo, en aguas españolas).

 

 

Autor : Sele

Lea la Parte 3

Reportaje sobre experiencia de navegación en el Lago Alqueva con Amieira Marina (parte 3/5)

A continuación, como resumen, os contaré brevemente lo que dio de sí cada uno de los días que pasamos en el barco-casa en el Grande Lago Alqueva:

1º día de viaje – Grumetes de medio pelo

Amieira Marina (Alentejo, Portugal)Salimos muy temprano desde Madrid. Sólo Rebeca y yo conocíamos el destino al que nos dirigíamos. Los demás no tenían ni la menor idea, aunque pensaban que la experiencia iba sobre una casa rural en mitad del campo. Cuando cruzamos a Portugal fue una alegría, aunque más aún cuando nos aproximamos al embarcadero de Amieira Marina y les contamos cuál era el plan. En ese lago tan bonito que llevábamos un rato viendo desde el coche íbamos a estar durante los próximos cinco días navegando con nuestro propio barco-casa de alquiler. Caras de incredulidad por parte del grupo. No veíamos el momento de comenzar la aventura y subir a bordo.

 

Grumetes en el Lago AlquevaTras un cursillo de preparación salimos dirección a ninguna parte. Teníamos varias horas antes de que se hiciera de noche (no está permitida la navegación salvo emergencia tras la puesta de sol) por lo que en vez de preocuparnos por el itinerario, iniciamos un avance tranquilo de aprendizaje en el que fuésemos cogiendo el truco al manejo de la nave. Las dudas del principio normales nos llevaban a no mover el timón “suavemente” como nos habían indicado, aunque nuestra mayor dificultad estuvo en los amarres a boyas. Aunque tras varios prueba-error, ya que todo es cuestión de intentarlo y ser pacientes, logramos por fin darnos cuenta de que el secreto consistía en ir muy despacio antes del amarre.

 

Lago Alqueva  - Alentejo, PortugalEl barco quedó amarrado a una boya cerca de la presa de Alqueva, sin más compañía que la del silencio y los últimos pájaros escapando con el ocaso. Allí aprendimos que las noches iban a consistir en eso precisamente, en un contacto puro y auténtico con la naturaleza. El Lago Alqueva es una posibilidad de navegar en un entorno rural muy tranquilo donde nadie tiene por qué pelearse para amarrar su embarcación. Porque lo raro será que coincidan.

 

 

 

2º día de viaje – Los colores de la primavera

Garza real en el Lago Alqueva (Alentejo, Portugal)Es curioso lo temprano que nos despertábamos todos los días, sobre todo el primero. Era como si ninguno quisiéramos perdernos los tonos rosáceos de un amanecer pausado y salir a cubierta simplemente a disfrutar del vuelo rasante de una cigüeña, del canto rugoso de un ánade o la pose de una garza real cuando sale a pescar.  No importaba la humedad de la mañana, ni tan siquiera los mosquitos petrificados con el rocío. Aquello nos parecía a todos un regalo que teníamos que abrir muy despacio para no perder una ilusión todavía intacta.

 

 

 
Pablo, Juampe y Manu en el barco-casa de Amieira Marina (Lago Alqueva, Portugal)Partimos de la presa de Alqueva pilotando la nave todos y cada uno de nosotros para aprender a no ser bruscos con el timón, a disminuir la velocidad a tiempo o a sabernos ubicar en el GPS por el que también nos movíamos. Solos o, en compañía, el puesto de mando se convertía cada día en el metro de Tokyo en hora punta. Todos querían aportar su granito de arena. La novedad nos hacía tener ojos en el timón, en proa, en el sónar, el GPS o en el material cartográfico que llevábamos con nosotros como si fuese el mismísimo mapa del tesoro. Poco a poco la confianza nos haría ir despejando la zona para no estar tan pendiente de los mandos y sí de asomarnos a cubierta, hacer fotos, tomar el sol con el calor del mediodía o a ir preparando lo que íbamos a comer. En definitiva, de disfrutar del barco y darnos cuenta de que aquello era la realidad de unas vacaciones que no estaríamos dispuestos a olvidar jamás.

 

Cigüeña en Estrela (Alentejo)Pasamos de ser grumetes de medio pelo a empezar a atinar con los amarres a puerto. Aún sin la categoría honorífica de capitanes en la pechera nos fuimos ganando a pulso un aumento de calificación. Estrela se convirtió, además, en nuestro primer puerto de desembarco. Siendo apenas una aldea de 200 habitantes no vimos a demasiada gente en la calle. Además al ser festivo todo estaba cerrado, salvo un pequeño colmado donde pudimos hacer algunas compras (garrafas de agua potable, fruta, etc.) de productos que no habíamos traído con nosotros desde Madrid.

 

 
Flores a orillas del Lago Alqueva (Alentejo, Portugal)Estrela es el típico pueblo alentejano de paredes blancas y grandes chimeneas cilíndricas que destacaban por su tamaño. Un pueblo que de la noche a la mañana pasó a “tener un mar de agua dulce” donde venir a beber el ganado. Con sus habitantes saliendo de las casas a cuentagotas, el típico anciano tomando el fresco en un banco de la plaza y las cigüeñas fabricando su nido en la espadaña de la iglesia matriz.

 

 

 

El grupo en Aldeia da Luz (Alentejo, Portugal)Después de Estrela, y no a mucha distancia, nos detuvimos en Aldeia da Luz, que tiene el puesto honorífico de ser el pueblo más nuevo de Portugal y, probablemente, de Europa. Y es que fue una de las localidades más afectadas por la construcción del embalse, por lo que quedó completamente inundada bajo el agua para siempre. Los vecinos bajo referéndum decidieron se levantaría una nueva Luz a orillas del Lago Alqueva sin perder su carácter alentejano de pueblo blanco y arquitectura regional que siempre había tenido.

 

 
Praderas primaverales a orillas del Lago Alqueva en Aldeia da Luz (Alentejo, Portugal)Personalmente lo mejor de llegar en barco a Luz no es el pueblo en sí mismo, que no tiene gran cosa, sino el recorrido de aproximadamente un kilómetro que hay desde el muelle hasta la iglesia. Puede que fuera así porque nos encontrábamos en el cenit de la primavera y todo el campo se hallaba cubierto de flores, pero la estampa rural de las vacas con sus terneros y el color de la primavera me pareció digno de enmarcar.

 

 

 

Para comer nos hicimos media tonelada de espaguetis (ya se sabe que para estas cosas la pasta es un filón) que disfrutamos en las mesas que colocamos en popa. El tema de las comidas y las cenas es una de las mejores partes del viaje. Teníamos a nuestra disposición todo un restaurante con vistas. ¿Acaso podíamos pedir más?

Comiendo en el barco-casa con que recorrimos el Lago Alqueva en Portugal Araceli haciendo espaguetis en el barco-casa de Amieira Marina

Barco-casa en el embarcadero de Campinho (Alentejo, Portugal)

La tarde la pasamos en el embarcadero de Campinho, justo en la orilla opuesta a una media hora de viaje. Nos gustó tanto esa zona que decidimos apagar los motores y quedarnos ya incluso a dormir. Algunos también aprovechamos a probar el agua gélida fría de abril en el lago dándonos un buen baño que nos sentó fenomenal. Y ya cuando estaba a punto de caer la noche no pudimos evitar darnos un paseo por los alrededores y apreciar tanto el lugar como el silencio que nos iba a acompañar durante la noche.

 

Autor : Sele

Lea la Parte 4

Reportaje sobre experiencia de navegación en el Lago Alqueva con Amieira Marina (parte 4/5)

3º día de viaje – Contratiempo con final feliz y escala en Mourão

Lago Alqueva - Alentejo - PortugalEl tercer día comenzó con dificultades. Una de nuestras amigas se encontró mal de repente y tuvo que tomar un taxi en el embarcadero de Campinho (al que llamaron desde la propia oficina de Amieira Marina) para visitar el centro médico de Reguengos de Monsaraz. Y como allí los medios no eran suficientes hubo que recurrir el hospital de Évora, a una media hora de distancia. Por fortuna los dolores remitieron y por la tarde tanto ella como su pareja pudieron incorporarse de nuevo al Estrela I. Bien que nos alegramos todos además. Su aportación al grupo era fundamental.

 

 

Carruaje en Mourao (Alentejo, Portugal)Con el equipo en cuadro, sólo cinco, pospusimos la visita a Monsaraz una jornada más y nos marchamos directamente a Mourão, una villa con castillo en lo más alto y que se encontraba a tan sólo 8 kilómetros de la frontera española (cogíamos cobertura móvil y 3G en muchos momentos). El camino del embarcadero al pueblo es de algo menos de media hora a paso lento. Suficiente para percibir la atmósfera de autenticidad y sencillez en esta zona del Alentejo. Como si fuera incapaz de seguir los tiempos del calendario y avanzara mucho más despacio para fortuna de quienes amamos lugares así.

Mourao (Alentejo, Portugal)Hacía varios meses que había visitado Mourão en una ruta por algunos de los castillos más bellos del Alentejo, pero tengo que reconocer que en esta ocasión me supo mejor. Quizás porque disfrutamos de un clima más agradable, de mucho más tiempo y también porque en Lago me inyectaba energía por los cuatro costados. Y además, por qué no reconocerlo, debido a que iba en muy buena compañía. Ingredientes más que válidos para condimentar nuestro paso por un pueblo de corte medieval que merece la pena y cuyo paseo de ronda por las murallas del castillo resulta fantástico (y gratis).

 

 

En Mourão precisamente nos dimos un homenaje gastronómico “carnívoro” en el restaurante O Beiral (Rua Machado dos Santos 2, a una manzana de la Plaza de la República), donde preparan unas carnes a la brasa deliciosas. Un consejo para navegantes: El secreto ibérico (secreto de porco preto) y el pollo a la brasa (frango) son para chuparse los dedos. Y pedir el postre de la casa, una copa color blanco que exponen en una vitrina que honra el mundo del dulce y la repostería. Es un lugar en el que se puede comer muy bien por apenas 15€ por persona.

Reflejos en el Lago Alqueva (Alentejo, Portugal)Recogimos a nuestros amigos en la marina de Monsaraz tras venir del hospital con buenas noticias. Durante aquel día todos los amarres a puerto fueron a la primera. Y más con el equipo ya completo. Juntos abandonaríamos Monsaraz para buscar una zona más tranquila donde pasar la noche. Y para ello decidimos retornar al embarcadero de Mourão donde no había nadie más. El camino durante las últimas horas de la tarde fue magnífico, con el agua paralizada por completo y una luz perfecta para tomar fotografías.

 

 

Atardecer en el Lago Alqueva - Alentejo, PortugalLa guinda del pastel la puso un atardecer grandioso que no había tenido ocasión de vivir en muchos años. Aquello fue todo un espectáculo de luces y colores donde el escenario fue cambiando a cada segundo. Una sucesión de tonalidades que iban del naranja al rosado, pasando por el azul del cielo y los reflejos del agua del lago, nos llevó a creer que nos encontrábamos ante una de las puestas de sol de nuestras vidas.  No quitamos el ojo al horizonte hasta que se hizo completamente de noche. Y aún nos preguntamos si se podría repetir algo semejante…

 

 

4º día de viaje – Monsaraz y la buena vida del Alqueva

Monsaraz (Alentejo)El cuarto día fue, quizás, el mejor de todo el viaje en barco-casa por el Grande Lago Alqueva. Puede que fuera porque el clima nos acompañó rozando la perfección, porque el susto de nuestros amigos el día anterior se convirtió en agua pasada y, sobre todo, porque el bello pueblo de Monsaraz se ocupó de escribir con letras de oro el título de nuestro cuaderno de bitácora. No todos los días se tiene la suerte de visitar el que para muchos no sólo es el pueblo más bonito del Alentejo sino también de Portugal y eso había que aprovecharlo. Así que en el embarcadero de Monsaraz, a 4 kilómetros de la zona vieja del castelo y las murallas, tomamos uno de los taxis de los que nos informaron en Amieira Marina antes de partir.  Aproximadamente el coste fue de 4€/persona, ya que se necesitaron dos viajes para llevarnos a todos.

Monsaraz - AlentejoMonsaraz es el mejor ejemplo de los pueblos de frontera portugueses al otro lado del Guadiana. Si bienMarvão goza también de muy buena fama, el emplazamiento y las formas de la villa medieval de Monsaraz son del todo incomparables. Una almendra amurallada en la cúspide de una colina deja tres calles paralelas que nacen en un castillo cuyo patio se asemeja a un coso taurino. A partir de ahí todo se resume en caminar por el empedrado hasta Porta da Vila, disfrutar de las fachadas blancas que se vencen hacia la calle y asomarse de vez en cuando para darnos cuenta de las vistas de la campiña alentejana que tenemos a derecha e izquierda.

 

El grupo en Monsaraz (Alentejo, Portugal)Degustamos cada segundo en Monsaraz como si fuese el último del viaje. E incluso aprovechamos a seguir probando delicias gastronómicas alentejanas (abanico de cerdo, chuletas, migas a la alentejana, etc.) en la terraza del restaurante Casa do Forno (Travessa Sonabre, precio aprox por persona 15€) antes de reanudar la marcha.

 

 

 

 

Brindando en el barco-casa que alquilamos en el Lago Alqueva con Amieira MarinaDurante la tarde, ya en el barco, aprovechamos a emprender un regreso lento a nuestro destino de partida donde debíamos dejar el barco en apenas 24 horas. Íbamos con tiempo suficiente y, dado que nuestra intención pasaba por dormir en el embarcadero de Aldeia da Luz, nos detuvimos en mitad del lago antes de llegar para brindar con los buenos vinos que habíamos llevado con nosotros. Rozar los cristales de cada una de nuestras copas nos mostró el camino de la buena vida del Alqueva. El viaje estaba saliendo a pedir de boca y qué menos que expresarnos con el sabor de una botella de vino reservada para la ocasión.

 

Dándonos un baño en el Lago Alqueva (Alentejo, Portugal)Nos bañamos todos, no como el primer día en que tan sólo nos atrevimos dos de nosotros, sin importarnos que la temperatura del agua nos hiciese sentir sus grados de menos. No todos los días se tiene la suerte de darse un baño en un emplazamiento semejante, por lo que fue otra situación de celebrar el comienzo del verano dos meses antes de que llegara realmente. El barco-casa es algo que gusta para todo el año pero cuando el clima acompaña y uno se puede bañar en el lago, mucho mejor.

 

 

 

Atardecer en el Lago Alqueva - Alentejo - PortugalTodos éramos conscientes de que nuestro último atardecer en el Lago Alqueva tenía sabor a despedida. Y por eso todos nos reunimos a verlo una vez una vez amarramos el barco-casa en el muelle de Aldeia da Luz, el mismo que las flores habían pintado de amarillo y donde las vacas pastaban plácidamente con sus terneritos blancos. Sin ser tan glorioso como el de la tarde anterior, volvió a regalarnos un momento fantástico a un equipo de grumetes de medio pelo que habíamos pasado a ser capitanes de forma merecida.

 

 

Jugando al Party en el barco-casa de Amieira MarinaLa noche duró más de lo normal. Ninguno se quería ir a dormir. Estuvimos jugando al Party en una batalla chicos contra chicas que terminaron ganando ellas en el último segundo del encuentro con “un penalty con barrera” que les aupó al triunfo final. Sin duda el de llevar juegos de mesa al barco había sido una muy buena idea.

 

 

 

 

Nuestra última noche en el barco fue de luna llena. Y también de nostalgia. Estaba a punto de acabarse una de las mejores vacaciones de Semana Santa que habíamos pasado nunca.

Autor : Sele

Lea la Parte 5

Reportaje sobre experiencia de navegación en el Lago Alqueva con Amieira Marina (parte 5/5)

5º día de viaje – El regreso

Lago Alqueva - Alentejo - PortugalNos despertamos con la embarcación siendo levemente azotado por el agua. Aquella mañana hacía viento y el cielo se presentaba nublado, como si fuese el presagio de la despedida. El clima nos había dado tregua desde el primer día pero para el final nos iba a enseñar cómo pilotar teniendo en cuenta las ráfagas de viento. Algo esencial para el correcto manejo manejo del barco, por otra parte.

 

 

 

Lago Alqueva - AlentejoDado que habíamos quedado en devolver el barco-casa a Amieira Marina con las 17:00 como límite, nos lo tomamos con mucha calma a la hora de volver. No teníamos ninguna prisa. De modo que le imprimimos a la nave una velocidad muy baja y todos y cada uno de nosotros aprovechamos para saborear las que sabíamos eran nuestras últimas horas a bordo. Pusimos música, charlamos, hicimos las fotos que pudimos y en marcha iniciamos algo que suele ser muy típico en este tipo de despedidas como es balance y recordar los buenos y malos momentos (sobre todo los buenos, que eran más).

 

 

El tiempo nos impidió bañarnos, ya que la temperatura había bajado bastante, pero no así darnos una última comilona a base de las sobras (media tonelada de espaguetis, chopped, salchichas, queso, chorizo…) que no dudamos en mezclar en una bandeja que pusimos al horno. La falta de apetito no fue nunca un problema para nosotros y no dejamos la fuente de cristal abrillantada. Ahí no quedó nada, como debía ser.

Lago AlquevaY el viaje llegó a su fin una hora antes de lo previsto. A las 16:00 hora devolvimos el barco en Amieira Marina. Con las maletas de vuelta al coche volvimos a tocar tierra. Pero no dejamos de sentir el bamboleo que se tiene durante las horas posteriores a bajarse de un barco en el que has estado mucho tiempo. En total cinco días en la que ya considerábamos nuestra casa.

 

 

 

 

Barco-casa en el Lago AlquevaSiempre echaré de menos la compañía del lago, el buen equipo que hicimos y aquellas mágicas puestas de Sol que vislumbrábamos desde cubierta Pero tengo claro que quiero repetir la experiencia de viajar en un barco-casa sin permisos donde el patrón no nace sino que se hace a base a aprender e ir tomando confianza. Siempre pensé que había nacido con los pies en el suelo pero desde hace algunos días sólo pienso en regresar… y seguir navegando.

 

 

 

No puedo despedir este artículo sin dar las gracias a mi equipo de grumetes capitanes sin los cuales esto no hubiera sido igual. Rebeca, Pablo, Araceli, Juan Pedro, María y Manu, siempre estaremos prestos para seguir abordando juntos los buenos momentos que nos regala la vida. ¡Soltad amarras!

Autor : Sele