Reportaje sobre experiencia de navegación en el Lago Alqueva con Amieira Marina (parte 3/5)

A continuación, como resumen, os contaré brevemente lo que dio de sí cada uno de los días que pasamos en el barco-casa en el Grande Lago Alqueva:

1º día de viaje – Grumetes de medio pelo

Amieira Marina (Alentejo, Portugal)Salimos muy temprano desde Madrid. Sólo Rebeca y yo conocíamos el destino al que nos dirigíamos. Los demás no tenían ni la menor idea, aunque pensaban que la experiencia iba sobre una casa rural en mitad del campo. Cuando cruzamos a Portugal fue una alegría, aunque más aún cuando nos aproximamos al embarcadero de Amieira Marina y les contamos cuál era el plan. En ese lago tan bonito que llevábamos un rato viendo desde el coche íbamos a estar durante los próximos cinco días navegando con nuestro propio barco-casa de alquiler. Caras de incredulidad por parte del grupo. No veíamos el momento de comenzar la aventura y subir a bordo.

 

Grumetes en el Lago AlquevaTras un cursillo de preparación salimos dirección a ninguna parte. Teníamos varias horas antes de que se hiciera de noche (no está permitida la navegación salvo emergencia tras la puesta de sol) por lo que en vez de preocuparnos por el itinerario, iniciamos un avance tranquilo de aprendizaje en el que fuésemos cogiendo el truco al manejo de la nave. Las dudas del principio normales nos llevaban a no mover el timón “suavemente” como nos habían indicado, aunque nuestra mayor dificultad estuvo en los amarres a boyas. Aunque tras varios prueba-error, ya que todo es cuestión de intentarlo y ser pacientes, logramos por fin darnos cuenta de que el secreto consistía en ir muy despacio antes del amarre.

 

Lago Alqueva  - Alentejo, PortugalEl barco quedó amarrado a una boya cerca de la presa de Alqueva, sin más compañía que la del silencio y los últimos pájaros escapando con el ocaso. Allí aprendimos que las noches iban a consistir en eso precisamente, en un contacto puro y auténtico con la naturaleza. El Lago Alqueva es una posibilidad de navegar en un entorno rural muy tranquilo donde nadie tiene por qué pelearse para amarrar su embarcación. Porque lo raro será que coincidan.

 

 

 

2º día de viaje – Los colores de la primavera

Garza real en el Lago Alqueva (Alentejo, Portugal)Es curioso lo temprano que nos despertábamos todos los días, sobre todo el primero. Era como si ninguno quisiéramos perdernos los tonos rosáceos de un amanecer pausado y salir a cubierta simplemente a disfrutar del vuelo rasante de una cigüeña, del canto rugoso de un ánade o la pose de una garza real cuando sale a pescar.  No importaba la humedad de la mañana, ni tan siquiera los mosquitos petrificados con el rocío. Aquello nos parecía a todos un regalo que teníamos que abrir muy despacio para no perder una ilusión todavía intacta.

 

 

 
Pablo, Juampe y Manu en el barco-casa de Amieira Marina (Lago Alqueva, Portugal)Partimos de la presa de Alqueva pilotando la nave todos y cada uno de nosotros para aprender a no ser bruscos con el timón, a disminuir la velocidad a tiempo o a sabernos ubicar en el GPS por el que también nos movíamos. Solos o, en compañía, el puesto de mando se convertía cada día en el metro de Tokyo en hora punta. Todos querían aportar su granito de arena. La novedad nos hacía tener ojos en el timón, en proa, en el sónar, el GPS o en el material cartográfico que llevábamos con nosotros como si fuese el mismísimo mapa del tesoro. Poco a poco la confianza nos haría ir despejando la zona para no estar tan pendiente de los mandos y sí de asomarnos a cubierta, hacer fotos, tomar el sol con el calor del mediodía o a ir preparando lo que íbamos a comer. En definitiva, de disfrutar del barco y darnos cuenta de que aquello era la realidad de unas vacaciones que no estaríamos dispuestos a olvidar jamás.

 

Cigüeña en Estrela (Alentejo)Pasamos de ser grumetes de medio pelo a empezar a atinar con los amarres a puerto. Aún sin la categoría honorífica de capitanes en la pechera nos fuimos ganando a pulso un aumento de calificación. Estrela se convirtió, además, en nuestro primer puerto de desembarco. Siendo apenas una aldea de 200 habitantes no vimos a demasiada gente en la calle. Además al ser festivo todo estaba cerrado, salvo un pequeño colmado donde pudimos hacer algunas compras (garrafas de agua potable, fruta, etc.) de productos que no habíamos traído con nosotros desde Madrid.

 

 
Flores a orillas del Lago Alqueva (Alentejo, Portugal)Estrela es el típico pueblo alentejano de paredes blancas y grandes chimeneas cilíndricas que destacaban por su tamaño. Un pueblo que de la noche a la mañana pasó a “tener un mar de agua dulce” donde venir a beber el ganado. Con sus habitantes saliendo de las casas a cuentagotas, el típico anciano tomando el fresco en un banco de la plaza y las cigüeñas fabricando su nido en la espadaña de la iglesia matriz.

 

 

 

El grupo en Aldeia da Luz (Alentejo, Portugal)Después de Estrela, y no a mucha distancia, nos detuvimos en Aldeia da Luz, que tiene el puesto honorífico de ser el pueblo más nuevo de Portugal y, probablemente, de Europa. Y es que fue una de las localidades más afectadas por la construcción del embalse, por lo que quedó completamente inundada bajo el agua para siempre. Los vecinos bajo referéndum decidieron se levantaría una nueva Luz a orillas del Lago Alqueva sin perder su carácter alentejano de pueblo blanco y arquitectura regional que siempre había tenido.

 

 
Praderas primaverales a orillas del Lago Alqueva en Aldeia da Luz (Alentejo, Portugal)Personalmente lo mejor de llegar en barco a Luz no es el pueblo en sí mismo, que no tiene gran cosa, sino el recorrido de aproximadamente un kilómetro que hay desde el muelle hasta la iglesia. Puede que fuera así porque nos encontrábamos en el cenit de la primavera y todo el campo se hallaba cubierto de flores, pero la estampa rural de las vacas con sus terneros y el color de la primavera me pareció digno de enmarcar.

 

 

 

Para comer nos hicimos media tonelada de espaguetis (ya se sabe que para estas cosas la pasta es un filón) que disfrutamos en las mesas que colocamos en popa. El tema de las comidas y las cenas es una de las mejores partes del viaje. Teníamos a nuestra disposición todo un restaurante con vistas. ¿Acaso podíamos pedir más?

Comiendo en el barco-casa con que recorrimos el Lago Alqueva en Portugal Araceli haciendo espaguetis en el barco-casa de Amieira Marina

Barco-casa en el embarcadero de Campinho (Alentejo, Portugal)

La tarde la pasamos en el embarcadero de Campinho, justo en la orilla opuesta a una media hora de viaje. Nos gustó tanto esa zona que decidimos apagar los motores y quedarnos ya incluso a dormir. Algunos también aprovechamos a probar el agua gélida fría de abril en el lago dándonos un buen baño que nos sentó fenomenal. Y ya cuando estaba a punto de caer la noche no pudimos evitar darnos un paseo por los alrededores y apreciar tanto el lugar como el silencio que nos iba a acompañar durante la noche.

 

Autor : Sele

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